Cultura,mitos y leyendas
Se sugiere continuar visualizando la información del blog al escuchar el famoso "Son Beuh"
Ndaani’ xquidxe’ nabeza ubidxa,
ruxooñe’ lade niaa yoo,
rigui’ba’ ne randagaa lo ca yaga,
raze yudé sica ti xcuidi,
ruxidxi ra rugadxe niaa ruaa nisa
guiigu’.
Nácani bixé’ xti’ neza,
bisiá ni rucheeche biaani’,
xtuxhu nisa nexhedxi ndaani’ bizé,
guixibidxi caya ‘qui’ galaa dxi.
Sol de mediodía
En mi pueblo habita el sol,
corre entre las piernas de las casas,
trepa y se columpia en los árboles,
se baña de polvo como los niños,
sonríe al mojar sus pies a la orilla
del río.
Es el duende de los caminos,
gavilán que esparce la luz,
fulgor del agua dormitando en el pozo,
hojarasca en llamas al mediodía.
Tomado de: Ca diidxa’ guchendú /
Palabras germinadas de Esteban Ríos Cruz
Tradiciones del Istmo de Tehuantepec
1. La vela muxe
Se denomina muxe (‘mushe’) al género
que define a una persona nacida con sexo genital masculino que asume roles
femeninos en cualquiera de los ámbitos social, sexual o personal. En claras
palabras, un muxe es lo conocido como homosexual .En una familia tradicional,
el muxe todavía suele ser considerado por su madre como “el mejor de
sus hijos” o como “una bendición” ,ya que nunca abandona a los padres en
los momentos difíciles de la vida: la vejez y las enfermedades. Es esa lealtad
la que los hace el distintivo de la región. lncluso es posible que, al morir
los padres, asuman el rol de autoridad moral, como elemento unificador de la
familia.
En Juchitán tiene lugar la
celebración de la famosa vela de “Las auténticas intrépidas buscadoras del
peligro”, o vela muxe, que se lleva a cabo en el mes de noviembre. En esta vela
existen todos los elementos de una vela (la calenda, la misa y el baile, y
también se eligen reinas y capitanas).
2. El mediu xhiga
En toda boda istmeña que se precie
de ser tradicional no puede faltar este ritual cuyo origen proviene de la
composición de las palabras “mediu”, que significa valor de la moneda
real, y “xhiga”, que en zapoteco significa jícara.
Al ritmo de la música tradicional,
los novios reciben “la cooperación” de sus invitados. Ubicados en el centro de
la fiesta y sentados con la tradicional jícara istmeña o jicalpextle, los
invitados depositan dinero y, a cambio, a cada donador se le obsequia un
cántaro de barro negro, decorado con flores de colores vibrantes.
Cuando terminan de bailar el son
“Mediu xhiga” se rompen todos los cántaros contra el piso, lo que traerá
bendiciones y abundancia para los recién casados.
3. La comida tradicional istmeña
Si de comida se trata, los istmeños
se pintan solos. Las mujeres son excelentes panaderas que aún usan los hornos
tradicionales de adobe y madera para hacer pan de maíz molido, endulzado con
piloncillo o panela, dándole forma de rosca. También hacen dulces de coco, de
calabaza (guitu), de chilacayote (guitu shembe), biznagas de limón (hriga
limón) y unos riquísimos muéganos.
Sin duda alguna, si llegas a visitar
el istmo, debes probar el tradicional totopo. Se elabora desde hace muchas
generaciones en el pueblo de Santa María Xadani, pero también los hacen ya en
Juchitán, Tehuantepec y otros pueblos cercanos. Es una tortilla de maíz,
redonda, de diferentes tamaños, cocida y tostada en comal. El totopo se aplana
con las manos, de ahí viene el término “echar tortillas”.
4. El vestuario de las mujeres istmeñas
Sin duda, uno de los trajes regionales
más bellos del país, y no lo decimos por que seamos de la región, pues el
colorido y la elegancia distintiva de este, ha recibido maravillosos
comentarios no solo en el país, sino que también del extranjero.
En el Istmo la vestimenta no señala
la división de las clases sociales. Hay trajes para las labores diarias así
como trajes de gala y media gala. Las novias, por ejemplo, lo usan en color
blanco; aquellas mujeres que están de luto, el vestido es negro con algunos
toques en blanco. Los trajes para el día a día, suele ser de popelina y el
bordado realizado a máquina.
El resplandor que hizo famoso Frida
Kahlo sólo se utiliza para ir a la Iglesia. Esta prenda es una especie de blusa
cuyo cuello es el resplandor, donde las mangas se colocan una en el pecho y la
otra en la espalda, dejando sólo la cara de la mujer al descubierto.
El trenzado del cabello puede ser
muy elaborado, con grandes cintas o listones de colores y flores naturales o
artificiales; el atuendo se complementa con los collares. Estos pueden ser de
oro puro de diferentes kilatajes o de fantasía, y hay personas que llevan de
dos a tres collares, un semanario (siete pulseras de oro), aretes grandes
colgantes, anillos y hasta pulseras en el tobillo. Los hombres deben de acudir
con pantalón y calzado negro, y guayabera de manga larga.
¿Apoco
no es de los trajes más bonitos?
5. La mayordomía
En algunos pueblos y con mucha
anticipación, se nombra un comité de festejos populares que se encarga de
preparar fiestas profano/religiosas cada vez más elaboradas y grandiosas que
las anteriores. Los mayordomos suelen ser un matrimonio o un comité de vecinos
que se presentan a solicitar ante el comité anterior la nueva mayordomía.
Por lo general son personas que, por
manda o promesa ofrecida al santo patrono de la población, quieren hacer la
fiesta como pago de la misma y se comprometen a efectuar todos los gastos que
origina. Aunque claro que el resto del pueblo coopera gustosamente con las
tareas. Aunque resulte difícil creerlo, a veces hay lista de espera de años
para lograr ser mayordomo.
6. La molida del polvo
Se desarrolla unos días antes del
inicio del festejo, para tener todo listo para preparar tamales, mole,
chocolate y panes que servirán como “xinda” u ofrenda para la comunidad que
acude a dar su “tequio” o trabajo grupal y su contribución en especie, como
chocolate, harina, huevos o azúcar. Estas ofrendas se repartirán durante los
preparativos de la fiesta y para las personas que asistan a la misa el día
principal o “lanii”.
7. La calenda
Es considerada el anuncio a los
cuatro vientos del inicio de la fiesta y una invitación abierta para unirse. Se
ve a casi todo el pueblo desfilando acompañado por los sonidos ancestrales del
tambor e instrumentos de viento.
El estruendo de los cohetes lanzados por expertos coheteros
anuncia la cercanía de la procesión. El contingente puede hacer paradas en
algunas casas, donde se rezan oraciones y se ofrece a los integrantes
chocolate, agua de frutas, piezas de pan y hasta tamalitos. Las mujeres visten
sus trajes tradicionales y obsequian collares de flores.
8. Las tradicionales velas
Originalmente, las velas fueron
celebraciones de corte religioso en las que la mayoría de la población pasaba
la noche velando al santo patrón del pueblo, como una muestra de su fe y
lealtad. Hoy en día aún con claras reminiscencias de la celebración religiosa,
las festividades sirven para fortalecer los vínculos entre las familias que
ejercen la mayordomía y los habitantes del poblado.
Estos festejos suelen durar entre 3
y 4 días. Inician con la calenda, luego con una misa en honor de su santo
patrono, y continúan por la noche con una gran fiesta en la que la gente
convive, baila, comparte la comida o botana y realiza el cambio de mayordomía.
Al día siguiente, continúan con el recalentado, y siguen realizándose
preparativos para los demás festejos.
El baile de gala de la vela se
inicia con música de viento amenizando los tradicionales sones del istmo
oaxaqueño, continuando con música popular; después de la medianoche se hace la
entrega por los mayordomos salientes a los “mayordomos entrantes, quienes al
término de la ceremonia bailan al ritmo de “La Paloma”, melodía tradicional
propia de la ocasión; y al filo de la madrugada se escuchan las notas del son
“Lucero de la mañana” para anunciar el fin de la fiesta.
Las velas más tradicionales se
celebran en el mes de mayo en Juchitán: San Vicente Goola’ (grande), San
Vicente Huinii’ (chico), Vela San Isidro, Vela Biadxi, Vela Angélica Pipi, Vela
Cheguigo’ (detrás del río).
9. La regada
Llamada también convite durante
las fiestas de la vela, esta es una tradición muy esperada por habitantes de la
comunidad, ya que es un desfile donde los organizadores salían antiguamente a
las calles en carretas tiradas por un buey o caballos, muy adornadas con flores
naturales o de papel. Actualmente, es común ver carros alegóricos, como si
fuera un pequeño carnaval, y además va presidido por la reina del baile y las
amigas, todas con sus mejores trajes de gala. Avientan flores, frutas,
jarritos, juguetes y dulces para los niños y hasta utensilios de cocina, como
recuerdos de la fecha.
Todas las mujeres que acompañan a la
reina y a la capitana recibieron meses atrás la invitación, cuando les fueron
llevados regalos como torta de pan de manteca, marquesotes y chocolate. Recibir
estos obsequios obliga moralmente a estrenar trajes, ensayar bailes
tradicionales y acompañar en todo el recorrido que se hace por las principales
calles de la población portando velas y flores, así como jicalpextles o jícaras
pintadas a mano en los cuales llevan frutas y juguetes, globos banderitas de
papel o de tela, que obsequian en el trayecto a los visitantes y sus amistades.
10. La botana
Es una serie de platillos que se van
sirviendo durante todo el festejo de diversas preparaciones como chile relleno,
cacahuates, taquitos dorados, molotes, camarón con pico de gallo, pescado
baldado, quesillo, entre otros. Estos platillos son preparados por las esposas
de los mayordomos y su comité. Generalmente, las mujeres del pueblo acuden
gustosas a ayudar en su preparación, ya que además es una forma de ponerse al
día en cuanto a las noticias más relevantes de la comunidad. Las mujeres de
mayor edad, son las que dan el visto bueno a la sazón de los alimentos.
11. La limosna
Aunque el mayordomo ahorrara por
meses, no habría dinero que alcanzara para pagar estas fiestas multitudinarias
que duran varios días. La limosna es, entonces, la cooperación voluntaria que
aporta la gente que quiere colaborar. No importa cuál sea el monto, todos dan
el presente. Piensen que son fiestas en las que pueden haber hasta 4000
invitados y en los que se han llegado a contabilizar hasta 96,000 botellas de
cerveza consumidas en los días que dura el festejo.
Los hombres cooperan con un cartón
de cerveza.
12. La lavada de olla
Es el último día de los festejos. Es
una convivencia, ya sin tanta formalidad, donde pueden participar quienes no
pudieran asistir a los bailes principales, asimismo amigos más cercanos y
familiares.
Originalmente se trataba de una
forma de participación comunitaria para lavar ollas, trastos y demás enseres
empleados en la fiesta, de ahí su nombre. Actualmente se han dejado aquellas
tareas para el día siguiente que se le denomina recalentado, donde de todas
formas se continúa con el brindis.
CUENTOS,
MITOS Y LEYENDAS.
La leyenda de Tangu Yuh
En Tehuantepec, muy al sur de
México, hay un juguete que se hace especialmente para el Año Nuevo: una pequeña
figura de barro de la diosa Tangu Yuh. Está vestida igual que las mujeres
zapotecas que viven en Tehuantepec: lleva una amplia falda con volantes sobre
una enagua blanca plisada y un huipil con brillantes bordados. Sus trenzas,
entrelazadas con listones de colores, están reunidas en lo alto de su cabeza
como una corona. Sus ojos son negros y relucientes, sus labios rojos como
jitomates y sus brazos se extienden como para acercarte a ella.
¿Sabes por qué Tangu Yuh es especial
para el pueblo de Tehuantepec en el día de Año Nuevo? Porque una vez, hace
mucho tiempo, ella los visitó en esa fecha. En aquella época, todos los
zapotecas vivían juntos y muy felices. Se ayudaban en todo, desde la siembra
hasta la construcción de sus casas.
Su tierra siempre estuvo dividida en
tres partes: norte, centro y sur. Hoy en día, como en aquel entonces, las
mujeres del norte tejen hermosas telas que bordan con hilo de seda.
Los hombres de esa zona eran famosos
cazadores de iguanas, venados y jabalíes.
La gente del sur eran los artistas
de Tehuantepec. Hombres y mujeres trabajaban el barro y la madera y modelaban
recipientes y también tambores y flautas, que tocaban toda la tarde.
En general, los zapotecas vivían en
paz y cooperación mutua. Pero siempre hay problemas, incluso en el paraíso. El
problema para los zapotecas era que nadie en Tehuantepec se sentía realmente
especial. Los alfareros del sur pensaban con frecuencia: —Nuestras vasijas son
bellas, pero también lo son los tejidos de nuestros hermanos del norte.
La gente de la región central se
decía: —¡No entiendo! ¿Por qué tenemos que viajar tan lejos para comerciar con
lo que hacen nuestros hermanos y hermanas? ¿Acaso somos sus sirvientes?
Pero en los cielos, los dioses
estaban más que satisfechos con la armonía y tranquilidad que reinaba en
Tehuantepec. Desde sus alturas, no podían ver los oscuros pensamientos y las
sensaciones de enojo en las mentes y los corazones de la gente. Los dioses
decidieron que los zapotecas debían verse bendecidos con la visita de uno de
ellos y eligieron a Tangu Yuh como representante.
Entonces algo increíble le sucedió
al pueblo de Tehuantepec en la víspera del Año Nuevo. Justo cuando los niños
daban vueltas en la cama, y sus padres, recién levantados, se desperezaban para
preparar el desayuno, un resplandor de relámpagos atravesó el cielo. Pero en
lugar de oírse el trueno, que usualmente suena durante las tormentas, una
música celestial llegó a la tierra. De pronto, extrañas criaturas con alas
gigantescas de plumas de plata llenaron el cielo, tocando trompetas y palos de
lluvia. Una voz mágica hizo eco en el firmamento y anunció que una diosa quería
visitar al pueblo más feliz de la tierra.
¡Era Tangu Yuh! Se veía tan hermosa,
con su ondeado cabello oscuro y su reluciente falda de terciopelo. ¡Mágicamente
hermosa! Era tan bella que nadie podría describirla.
Los habitantes de la región del
norte estaban sorprendidos de ver que la diosa traía puesto un vestido como los
que ellos usaban en sus fiestas. Pero el de Tangu Yuh brillaba como el oro y
sus colores eran vivísimos. La rodearon, estudiando el diseño de su traje para
grabarlo en su memoria. Si lograban reproducirlo, ¡lucirían espectaculares! Era
una locura.
Por los valles y las colinas, las
trompetas anunciaron a los de la región del centro que era su turno. Tangu Yuh
voló por el cielo del valle para llegar hasta ellos. ¡No podían creer que la
diosa les hablara en su propia lengua! ¿Qué verdad celestial podría decirles
acerca de sus actividades comerciales? Si escuchaban el consejo de una diosa,
¡se volverían el pueblo más rico de la tierra! Todos de la región del centro,
hombres y mujeres, le hacían preguntas a gritos a Tangu Yuh al mismo tiempo. Un
tremendo barullo se elevaba hacia el cielo. Nadie podía oír nada.
Finalmente, la diosa descendió sobre
la región sureña. Sus habitantes corrieron a reunir sus instrumentos musicales
para poder recibir a la diosa con trompetas resonantes y melodías celestiales.
Se reunieron en el centro del pueblo y tocaron con todas sus fuerzas.
¡Seguramente Tangu Yuh se daría cuenta de que los habitantes de la tierra
podían hacer música como los mismos dioses! Algunos soplaron tanto en sus
flautas que acabaron desmayándose. Algunos golpearon sus tambores con tal
ímpetu que las baquetas se partieron por la mitad. Se formaron en procesión y
marcharon hacia el centro. Todo era un desastre.
— ¡Mira! Ahí vienen los del sur,
tocando música —decían los del centro y del norte—. ¿Por qué tardaron tanto?
Viendo la confusión y el desorden
que había causado, Tangu Yuh se preguntó: —¿Y ésta es la tierra de armonía y
paz que vine a alabar?
Estaba muy desilusionada y molesta.
Reunió a los seres celestiales y volaron directamente hacia las nubes.
Cuando los de la región del sur
llegaron donde sus vecinos, la diosa ya había regresado a los cielos.
Los sureños se sentían muy mal.
Apenas habían visto a Tangu Yuh antes de que desapareciera y acribillaron a sus
vecinos con preguntas: —¿Cómo era? ¿Cómo eran sus ojos? ¿Y su voz? ¿Qué les
dijo?
Pero los norteños habían estado tan
concentrados en copiar el diseño de su traje que en realidad no habían
observado bien a Tangu Yuh. Y los del centro le habían hecho tantas preguntas
que nunca se enteraron si las había contestado o no.
El desaliento reinó en Tehuantepec.
Los telares callaron y los hornos de barro se quedaron vacíos. Los zapotecas,
normalmente risueños y cantarines, estaban cada vez más tristes. Esperaron y
observaron el cielo durante muchos días, deseando que Tangu Yuh retornara. Pero
no lo hizo, así que todos volvieron a su trabajo. Los norteños empezaron de
nuevo a hilar, pero sus telas eran ahora un poco más bellas después de haber
visto a Tangu Yuh. Los del centro siguieron comerciando, pero fueron un poco
más justos porque se sentían bendecidos por la diosa. Y los habitantes del sur
crearon una canción, con una suave y triste melodía y se la enseñaron a los del
centro y del norte:
Diosa de la tierra,
¿Qué no hubiera dado por ver tus ojos?
¿Qué no hubiera dado por ver tus ojos?
¡Diosa de la tierra!
El tiempo pasó y la gente ya no les
hablaba de la diosa a sus hijos. Era como si hubiera sido un sueño, flotando en
la noche. Pero cada año, en la noche de Año Nuevo, todos se reunían y cantaban
la canción de Tangu Yuh lenta y tristemente.
En los cielos, los dioses oían la
canción y observaban a los habitantes de Tehuantepec. Notaron que los del norte
hilaban telas para todos. Notaron que los del centro comerciaban con todos sus
vecinos. No estaban convencidos de que otra visita de Tangu Yuh sería
diferente. Pero Tangu Yuh sí lo creía. —Permitamos que mantengan la esperanza
—dijo.
Así que una vez, a la mañana
siguiente del Año Nuevo, cuando nadie lo esperaba, la música de las trompetas
celestiales sonó en todas las plazas y una voz tronó en el centro de cada
poblado: “¡Tangu Yuh! ¡Tangu Yuh!”, decía.
Y el eco de esa voz alcanzó todos
los rincones de la tierra y del cielo. ¡Qué alegría sintieron los zapotecas!
Sin perder un instante, comenzaron a planear una fiesta en su honor, la más
grande que pudieran imaginarse.
Desde entonces, el espíritu de Tangu
Yuh está con ellos cada Año Nuevo, cuando se celebra su fiesta. Antes del Año
Nuevo, los norteños comienzan a tejer ropa nueva. Los comerciantes del centro
traen nuevos alimentos de más allá de las montañas. Cada año, los sureños
componen nuevas canciones para los coros de Tangu Yuh. Pero sobre todo, los
alfareros del sur hacen nuevas figuras de barro de la diosa, y cuando las
piezas son retiradas del horno, se oye un murmullo que viene desde arriba.
Todos los habitantes de Tehuantepec están convencidos de que cuando los
alfareros logren capturar con realismo el rostro de Tanguh Yuh, ella los
visitará de nuevo.
Cuando regrese, le tendrán lista su
fiesta. Habrá una banda musical a la cabeza de una enorme procesión. Las
banderolas ondearán en cada techo y las flores se desbordarán en cada balcón,
en cada ventana. Habrá chocolate, pan dulce y mezcal, valses y danzones para
bailar. Todo y todos festejarán a Tangu Yuh. Seguramente, ella volverá.
Glosario
Enagua: prenda de vestir para mujeres que se utiliza debajo de la
falda.
Huipil: del nahua huipilli. Especie de blusa o falda adornada que
usan las mujeres indígenas.
Jícara: del nahua xicalli. Vasija pequeña de madera,
ordinariamente hecha de la corteza del fruto de la güira o de loza, que suele
emplearse para tomar chocolate u otros alimentos.
Santo Domingo y la Serpiente
Cuenta una leyenda zapoteca de Santo
Domingo Petapa, municipio ubicado en la región del Istmo de Tehuantepec,
que hace muchos años dicho pueblo estaba asolado por numerosas inundaciones que
provocaba una temible Serpiente. Todos los habitantes de Santo Domingo estaban
sumamente preocupados, pues las inundaciones eran tan fuertes que pensaban que
un día el agua podría acabar con el pueblo haciéndolo desaparecer
completamente.
Ante tanta preocupación, dos personas
que eran nahuales, es decir que tenían la capacidad de convertirse en animales
por sus facultades chamánicas, decidieron poner remedio a la catastrófica
situación. Una de las personas-nahuales era oriunda de Santo Domingo; y la otra
procedía de Tlacotepec, pueblo limítrofe a Santo Domingo. Estaban dispuestas a
matar a la Serpiente para solucionar tan tremenda situación.
Antes de partir a cumplir con su noble
tarea, les dijeron a los habitantes del pueblo que si tenían éxito en la
empresa, el agua del río llegaría completamente teñida de sangre y cubierta de
roja espuma; pero que en caso de fracasar el agua correría limpia y clara, y que
ellos desaparecerían para siempre, o sea, que morirían.
Ambos nahuales se encaminaron hacia el
río. Cuando llegaron al sitio donde se encontraba la malvada Serpiente, se
convirtieron en rocas y se aventaron al agua sobre la sierpe. Al recibir el
golpe la Serpiente murió. Al poco rato, los habitantes de Santo Domingo vieron
con sorpresa y deleite que el agua llegaba tinta en sangre espumosa. Todos se
pusieron muy contentos porque los nahuales les habían salvado de una terrible
catástrofe.
La tortuga que quiso ser fea
Con el fin de obtenerla, las personas
esperaban, pacientemente, a que saliera del agua, o bien la apresaban
directamente del agua, para llevársela al santito. Cada día que se celebraba
una fiesta religiosa de importancia, todos iban a la caza se la tortuga.
Ya que atrapaban a la bonita, pobre,
lenta y torpe tortuga, la ponían en la parte baja del altar del santo. Como
entonces la tortuga tenía la cola larga, los fieles le acercaban una llama de
vela a ésta para que al sentir la quemadura, la tortuga se apresurara a subir
hasta la parte alta del altar junto a San Vicente. Cuando se asustaba por la
quemadura, la infeliz tortuga escondía la cabeza, las patas, y la cola dentro
de su carapacho para defenderse; pero era peor porque entonces los creyentes le
acercaban más la llama.
En cierta ocasión, el santo se dio
cuenta de lo que le hacían a la bella tortuga y tuvo mucha lástima de ella.
Delante de los feligreses reunidos en misa, bajoó dos escalones de su altar y
la tomó en sus manos. Rápidamente la tortuga escondió su cabeza apenada, y con
voz suplicante le pidió a San Vicente que la hiciera fea, para que así ya nadie
quisiera cazarla para ofrendarla al santito.
Entonces, el santo, sin mediar una
palabra le hizo grandes ojos, su cabeza la termino en punta y le transformó la
concha brillante en opaca.
Sintiéndose ya fea, la tortuga bajó
del altar y volvió a las aguas del río. Desde entonces nadie más quiso llevarla
como ofrenda, pues la encontraban fea. Y si alguien se la llega a encontrar, la
nueva tortuga, pudorosa, esconde la cabeza en su caparazón, feliz de ya no
sufrir más quemaduras.
La matlacihua
Una vez un
señor salió de la cantina e iba camino a su casa, era ya muy tarde y en las
calles de su pueblo ya no habían personas caminado. De repente vio a lo lejos a
una mujer de vestido blanco, ésta estaba de espaldas. El señor se fue acercando
más y más pues tenía que pasar por esa calle y de repente la mujer se dio la
vuelta y lo estaba mirando mientras el señor se iba acercando. Él vio que era
una mujer muy hermosa, de tez blanca, alta, de larga cabellera negra y ojos del
mismo color, era muy hermosa. De repente la mujer le dijo:
-Pedro, ¿a
dónde vas? -A mi casa-dijo él-. La mujer le sonrió y le
dijo -¿No te quieres
quedar conmigo?, ven acompáñame.
Su voz sonaba
tan dulce pero al mismo tiempo imponente que el señor no se pudo resistir. La
mujer le dio la mano para que caminaran juntos y cuando el hombre le agarró la
mano sintió que estaba muy fría. Pedro caminaba embobado sin saber a dónde
se se dirigían. De repente miró hacia abajo y vio que la mujer estaba flotando
pero estaba fuera de sí, como himnotizado que no le dio importancia.
Este
relato lo contó el señor después de reponerse y fue circulando por todo el
pueblo. Exactamente no se sabe en qué lugar sucedió pero ha llegado a oidos de
otras personas de otros pueblos que lo siguen contando.
La matlacihua
es una bella mujer que se lleva a los hombres, no se sabe qué les hace pero
algunos ya no regresan y los que regresan terminan mal y en casos extremos
pierden el juicio. La matlacihua cautiva a los hombres con su belleza y por eso
se van con ella.
Cada pueblo o
lugar tiene su propia versión de la matlacihua, esta es la que yo me sé. ¿Cuál
es la tuya?
Los nahuales
Mi abuelo decía que esa práctica
de ser nahual era muy común en los pueblos, que las personas solían hacer una
especie de ritual para que sus hijos pudieran ser nahuales. Había desde sapos,
burros, cerdos hasta tigres y animales grandes que solían merodearse por las
calles en la oscuridad de la noche. La forma que toman las personas cuando se
convierten en animales rebasa las dimensiones de un animal común.
Los nahuales no sólo existen en esta
región, en casi todo el país se escuchan anécdotas sobre estos seres; en
algunos lugares no se llamán nahuales se suelen llamar de otra forma y pueden
hasta cambiar las características que puedan tener, pero en escencia son
personas que se convierten en animales. Dicen que cuando un nahual quiere
atacarte lo que debes hacer es tomar un pedazo de ocote y bañarlo en orín y de
esa forma auyentarás al animal, eso fue lo que nos contó un profesor que es de
San Blas que una vez vio a un nahual que lo quería atacar.
Pepe
y Lolita …“el tramo de la muerte”
Tres kilómetros de terror para los automovilistas.
En ll trayecto de la Carretera Panamericana federal Tehuantepec-
Juchitán, se ubica un paraje denominado Pepe y Lolita, que abarca tres
kilómetros de carretera, en la última década se ha convertido en la ruta del
terror para los automovilistas, debido a que constantemente se registran
accidentes carreteros, que en la mayoría de las veces ha terminado en la
muerte.
Pepe y Lolita, es un rancho ubicado sobre el tramo
carretero Juchitán – Tehuantepec, a la altura del kilometro 263, su nombre
proviene de antiguos propietarios, quienes tuvieron una pareja de hijos
llamados Pepe y Lolita, quienes se saben son originarios del municipio de El
Espinal.
Decenas de personas al año mueren en esta importante vía
de comunicación, donde pareciera ser que existe un karma negativo, algunos que
han sobrevivido a este “ tramo de la muerte”, dicen que se trata de seres
extraños que aparecen sobre la carretera y los han hecho perder el control,
otros más dicen que es el exceso de velocidad.
De acuerdo a sus relatos, los ritos que realizan estas
personas, son a un costado del tramo Pepe y Lolita, donde prenden veladoras,
queman aceite y presuntamente matan animales como símbolo de un sacrificio
realizando una cruz de cinco picos.
Entre las narraciones de los campesinos, una de las más
sobresalientes y que pudiera ser la causa de los múltiples accidentes, es que
hace quince años aproximadamente, en el kilómetro 261, falleció una pareja de
recién casados vestidos de novios, quienes se dirigían a su luna de miel, y
según la narración fue en este tramo, cuando la camioneta en el que viajaban
comenzó a arder en llamas, ocasionando la muerte instantánea de la pareja.
Curiosamente, los fatales accidentes se han registrado
los días viernes y los días martes.
LO QUE LA GENTE CUENTA
Un perro negro, zopilotes, una mujer vestida de blanco,
duendes, hombres vestidos de charros, una mujer embarazada, una persona que
pide auxilio, entre otras versiones, son las que cuentan los habitantes del
lugar.
Los taxistas, quienes frecuentan mayormente este tramo
carretero, son los que argumentan haber visto a una mujer vestida de blanco
rondar por la carretera, a la cual evitan atropellar, lo que ha ocasionado los
múltiples accidentes.
Una de las versiones sobresalientes es la que narró un
campesino de aproximadamente 84 años de edad, quién desde su infancia ha vivido
junto al tramo carretero, mismo que manifestó que hace dos décadas había visto
a tres niños en el paraje Pepe y Lolita, a los que él seguía, sin embargo al
llegar al rancho éstos desaparecieron.
“Eran como a las 3:00 de la tarde, cuando me dirigía a
tomar el autobús y repentinamente visualicé a tres niños, quienes caminaban
frente a mí, imaginándome que también abordarían el mismo autobús, sin embargo
al llegar a la parada, los perdí de vista y no los vi más cerca del lugar, en
ese instante un enorme escalofrío recorrió todo mi cuerpo, por lo que me
percaté que no se trataban de personas terrenales, sino de posibles duendes”,
indicó.
Un tercer campesino, contó que su abuela venía caminando
en el paraje Pepe y Lolita y frente a ella venía una persona vestida de blanco,
la cual se percató flotaba por el aire y no tenía pies.
“Na´ xhaguela ti dxii biyave ti gunaa seeda saa luu bii,
ora que la` biabirii ladibe´ (en zapoteco) …
Me contó mi abuela, que venía caminando por la carretera
cuando vio a una mujer flotando por los aires, por lo que le dio mucho
escalofrio”.
También señaló que podría tratarse de la pareja de novios
que hace quince años fallecieron en dicho lugar.
Ante esto, no existe explicación alguna que justifique
solo en estos tres kilómetros se registren múltiples accidentes, pues todo el
tramo es recto y solo en ese tramo es en el que se han registrado y continúan
registrándose accidentes fatales.
DATOS EXTRAOFICIALES
Se realizó la investigación y se comprobó que cerca del
lugar, se encuentra una iglesia espiritista de nombre “El sol luciente”, donde
se reúnen las personas antes mencionadas, quienes efectivamente visten túnicas
blancas.
Es de recalcar, que las autoridades pese a que conocen de
la multiplicidad de accidentes fatales en este tramo carretero, no han hecho
nada por buscar estrategias viales para disminuir el alto índice de accidentes
que se registran.
Algunos automovilistas sugirieron que sobre el tramo se
colocaran preventivos, más señalamientos, iluminación y reductores de
velocidad, con la finalidad de obligar a los choferes a bajar la velocidad.
Por último, el capataz del rancho Pepe y Lolita argumentó
lo siguiente: “Llevo casi 24 años viviendo en Pepe y Lolita y, gracias a Dios
nunca me ha ocurrido nada, aunque antes de mi llegada, los campesinos de mi
alrededor y vecinos del poblado de Álvaro Obregón, me advirtieron que el lugar
era peligroso para mí y mi familia, y que no sabía en dónde me estaba metiendo,
sin embargo, los ignoré debido a mis creencias religiosas”.
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